El proceso de impresión marrón de Van Dyke se llama así por su semejanza con la pintura al óleo que nombró el pintor flamenco Van Dyke. Este método de impresión, según la Wikipedia, se basa en el primer proceso de hierro y plata, la argenotipia que fue inventada en 1842 por el astrónomo Inglés, Sir John Herschel. Ambos procesos utilizan la acción de la luz sobre las sales férricas y su química es muy similar.
El pardo o marrón era originalmente una tierra natural que contenía más del 90% de materia orgánica, era un derivado de compuestos como tierras y turbas y se ha identificado en las pinturas desde el siglo XVII. Fue muy utilizado hasta el siglo XIX tanto en la pintura al óleo como en la acuarela; este pigmento se encuentra en las obras de maestros como Rubens quien lo utilizó mezclándolo con ocre dorado para obtener un marrón transparente.
Esta serie de dibujos fotográficos explora la relación entre la huella, fundamento de la fotografía análoga y la alucinación. La huella en esta técnica es marrón, no negra. Es parda, imprecisa, irregular. De hecho esta técnica no se impuso en el mercado y fue superada rápidamente por otras, por su inestabilidad e imprecisión. Me interesan justamente esa inestabilidad, imprecisión y dificultad para controlar los tonos. Aparecen manchas y variaciones tonales inesperadas a lo largo del proceso. Usar una técnica obsoleta tiene sentido para mí en esta mirada del tiempo y de la carretera desde una perspectiva del jet-lag. Me interesa también explorar la noción de aparición (propia del proceso fotoquímico) y sus interacciones con el asfalto líquido. Quiero que estas imágenes, hechas con marrón y también dibujadas con asfalto líquido, sean como una alucinación del calor.